02/08/2016

Coeficiente de Gini

Pagina/12 le responde, con varias investigaciones sobre economía, a The Economist por su nota de tapa de febrero de 2014: "La parabola de Argentina. Lo que otros paises pueden aprender de un siglo de decadencia"


Pagina/12 - Cash - Domingo, 23 de marzo de 2014
Anteojeras
Por Pablo J. Mira *
The Economist ha tenido la gentileza de ilustrar, en apenas cinco páginas, acerca de las causas y consecuencias de los avatares sufridos por la economía argentina en los últimos cien años. A su modo de ver, se trata de una tragedia porque sufrimos un siglo de declinación. No perderemos tiempo
criticando la adjetivación, ya que todos entendemos que se trata de una metáfora, y reconoceremos que esa declinación se mide en relación con los países más desarrollados. Pero este formato comparativo es engañoso. Con una vara similar, por ejemplo, se podría hablar del medio siglo perdido de Estados Unidos, o de Europa, siempre y cuando se lo mida contra el fantástico desarrollo reciente de Japón, de Corea del Sur o incluso de China.
En todo caso, se puede preguntar por qué se usa esta metáfora tan dramática en la portada de la revista de economía quizá más influyente del mundo. Al leer el texto se observa que se trata de una nueva reivindicación de la Argentina como “granero del mundo”. Todo este asunto del granero resulta extraño, porque nadie con criterio racional reclama que Estados Unidos, siendo uno de los mayores productores agrícolas del mundo, debiera haber evitado la industrialización y haber fomentado su sector agropecuario para tener mejores resultados como nación. Pero, en el caso de Argentina, reclaman que vuelva a ser insumo del mundo, y en el camino se dedican a criticar su proceso de industrialización.

“Epoca dorada”

El dato de que Argentina creció a una tasa anual de 6,0 por ciento entre 1870 y 1914 es discutible. La investigadora Villarroya (2007) indica que el país experimentó un crecimiento anual promedio de 3,4 por ciento durante el período 1875-1913, casi la mitad. De acuerdo con cifras de Cortés Conde (1994), el PIB creció a una tasa de 5,5 por ciento entre 1875 y 1900 y del 4,4 por ciento entre 1900 y 1930. Si bien todos los datos existentes son imprecisos y tienen extrapolaciones dudosas, se podría reconocer que, en relación con otros países, las condiciones de vida en Argentina en 1914 eran favorables. Lo que omite la nota es decir para quién: la Argentina agroganadera tenía una distribución del ingreso calamitosa. Una estimación del investigador Williamson presente en un trabajo de Beccaria (2006) documenta una reducción considerable en la relación entre salario y renta de la tierra en Argentina entre 1885 y 1929 de 4,1 a 0,6, que el autor asocia a un incremento sustantivo de la desigualdad. El autor muestra además un ratio salarios/PIB per cápita que entre 1870 y 1929 cae un 26 por ciento. Prados de la Escosura (2005, 2007) recalcula posibles coeficientes de Gini para la época y obtiene 0,436 para 1890 y 0,618 en 1913 (una cifra más alta es igual a más desigualdad). Como comparación, actualmente el Gini es de 0,429. Alvaredo (2007) concluye que la concentración del ingreso era más alta durante la década del ’30 y la primera mitad de la del ’40 de lo que es hoy.
Más allá de tratarse de estimaciones, la tendencia parece clara y no es descabellado concluir que buena parte de lo que aconteció en el siglo siguiente fue una reacción a las enormes injusticias y arbitrariedades del modelo agroexportador... ( http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-7536-2014-03-23.html)

Coeficientes de Gini (Wikipedia)
Noruega    (2012) 0,259
Chile         (2009) 0,521
Brasil        (2009) 0,547
Seychelles (2007) 0,658
Argentina Historico:
        (1974) 0,367
        (1980) 0,394
        (1986) 0,419
        (1990) 0,459
        (1993) 0,463
        (1994) 0,482
        (1999) 0,504
        (2000) 0,510
        (2002) 0,551
        (2003) 0,471
        (2004) 0,445
        (2005) 0,432
        (2006) 0,447
        (2007) 0,435
        (2008) 0,414
        (2009) 0,451
        (2010) 0,441
        (2011) 0,434
        (2012) 0,411
        (2013) 0,390
        (2014) 0,367
        (2015) 0,412

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